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La Odisea

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Kuervo77's avatar
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La Odisea

(De Homero - Adaptación de Fabio Fusaro)
La diferencia entre el amor y el sexo.

El poeta Homero escribió "La Odisea" en el siglo quinto antes de Cristo y la epopeya habla sobre el siglo octavo antes de Cristo aproximadamente (minutos más, minutos menos) y ya en aquellos tiempos los tipos nos enamorábamos como unos boludos pero sabíamos diferenciar muy bien el amor del sexo.

Odiseo, o Ulises como se lo llamó en la versión moderna, estaba total, absoluta y perdidamente enamorado de su esposa Penélope. El tema es que el tipo se fue a la guerra de Troya (en aquellas épocas las guerras eran para los hombres algo similar a lo que hoy es el fútbol) y cuando quiso volver a su hogar en la isla de Ítaca con su mujer, aparentemente extravió el mapa, o los vientos lo llevaron a la mierda o vaya a saber que pasó pero el punto es que se perdió. Y en aquellos siglos, cuando estabas en el medio del mar y te perdías, te perdías.  Nada de radio, computadora ni radar. Quedabas como un estúpido sin saber para que lado remar dado que miraras para donde miraras lo único que veías era agua.

El tipo se quería matar, pero era tanto el amor que sentía por su bella esposa Penélope, de la que se había despedido con una mutua promesa de fidelidad, que entró a remar para adelante duro y parejo. Bah.... en realidad él no remaba un pomo porque era el jefe, pero igual ponía cara de cansancio.

Rema que te rema el tipo llega a una isla, pero con tanta mala leche que es la isla donde habitaba la bruja Cirse: Una guacha mal parida que cuando los hombres de Odiseo bajaron a explorar la isla los convirtió en animales. Lindo hobbie tenía la Cirse ésta.

Ulises entonces decidió ir en busca de la bruja para hacer que le devolviera a su gente la forma original y poder tomarse el buque de vuelta pero para el lado correcto.

Mientras escalaba una montaña para ir al castillo de la jabru se encuentra con Morfeo, semidiós hijo de Zeus que estaba volando por ahí, al pedo como todo semidiós de aquellos tiempos. Morfeo le dio un antídoto para el embrujo que tenía por ahí (miren que casualidad) y se fue volando como vino. Supongo que se habrá ido al gimnasio, porque el lomo que tenía el Morfeo éste no creo que lo haya hecho volando.

El punto es que Cirse estaba buena. Nada que ver con la típica bruja vieja, espantosa y verruguienta que siglos más tarde nos describieron en los pedagógicos cuentos para niños.

Como Cirse no pudo convertirlo en animal gracias al antídoto que Morfeo le había dado (desde aquella época los tipos nos cubríamos entre nosotros) Ulises le exige que le devuelva a sus hombres, al tiempo que le pega una relojeadita por el escote.
-Ok, te los devuelvo.. pero primero... traca traca -le dijo ella con una sonrisita picarona.
Ulises obviamente estuvo a años luz de decirle "Estás loca, soy casado y amo a mi esposa!". El tipo le dio para el campeonato mientras sus hombres, que ya habían recobrado forma humana hacían lo propio con las súbditas de la bruja.

A los cinco días de sexo indiscriminado, porque por si no se lo imaginaron el tipo una vez que cumplió con el pedido siguió enfiestado cinco días más, le dijo a Cirse: "Mirá... no te lo tomes a mal, pero me voy a ir yendo... ya estuvimos acá como cinco días y mi esposa debe estar preocupada... y yo la amo tanto..." A lo que la bruja le respondió: "¿Cinco días? Ay... Uli...Uli... no te enojes bebé, pero te hice un embrujo del tiempo y  lo que creías que fueron cinco días en realidad fueron cinco años".

A todo esto Penélope seguía esperándolo supuestamente manteniéndose fiel a pesar de que la casa se le había llenado de tipos, porque la costumbre de aquella época decía que cuando una mujer de la realeza quedaba viuda, los nobles tenían derecho a exigir que eligiera a uno de ellos como esposo. Y Penélope era de la recontra realeza porque además de ser hija de Icario, Rey de Esparta se casó con Ulises que era rey de Ítaca. No era cuestión de bajar de nivel.
"Viuda las pelotas" les decía Penélope incansablemente, "Mi marido está vivo y va a volver".

Claro que una vez que habían pasado como unos catorce años el argumento se le iba debilitando y los tipos, que ya habían perdido la paciencia le exigieron que se dejara de joder y elija a uno de ellos para casarse.
-Bueno ok, vamos a hacer una cosa... yo me pongo a tejer un swetercito y cuando termino elijo a uno de ustedes y me caso –dijo Pene (así le decía Ulises en la intimidad).

A todo esto Ulises, después de cinco días de partuza con Cirse (o cinco años, depende de cómo uno lo vea), a quien ya le decía cariñosamente "mi brujita", se volvió a subir al barco y partió nuevamente en busca del ansiado reencuentro con su adorada esposa.

Estaban otra vez como bola sin manija en medio de la nada cuando se les volvió a aparecer Morfeo (que evidentemente venía otra vez del gimnasio) y les dijo: "Guarda que van a pasar cerca de donde están las sirenas...".
Las sirenas eran unas criaturas mitad mujer mitad pescado con las tetas operadas. Y lo complicado era que cuando los barcos se acercaban a la zona donde ellas estaban escuchaban su canto y, según les avisó Morfeo, el canto de las minas los calentaba de una manera tal que no podían resistirse al impulso de ir cual potrancos alzados a cojerlas (vaya a saber por donde) y era ahí cuando todos, absolutamente todos los barcos naufragaban al golpear contra las rocas.

Lo que cualquiera hubiera hecho ante semejante amenaza habría sido rumbear para otro lado, pero... ¿qué creen que hizo Ulises?
Ulises, pensó: "Yo ésta no me la pierdo ni que tuviera un pedo más grande que el de Polifemo antes de quedarse torrado" y ordenó a sus hombres que se tapen los oídos con cera y que lo ataran a él al palo mayor para poder escuchar el canto de las sirenas. También les ordenó que durante el tiempo que pasaran cerca de las sirenas se olvidaran de que él era el capo y no le dieran ni cinco de bola en el supuesto caso de que les pidiera que lo desaten.

Así fue como lo tenías a Ulises al palo y a los gritos (al palo "de la vela") suplicando que lo suelten para poder tirarse al agua en busca de más infidelidades. Y para peor lo ataron "de espaldas" y con las manos atrás (menuda tortura para un hombre).

Si a Penélope se la hubiera aparecido alguna Diosa voladora de la época y le hubiera dado un celular para llamar al marido (porque de última los Dioses podían hacer cualquier cosa) habría sido tristísimo para ella que la atendiera uno de los marineros y le dijera:
"¿Cómo anda señora Penelope? Disculpe, no la escucho bien porque tengo los oídos tapados... no... su marido no la va a poder atender porque está atado al palo... no, no..."atado, al palo" no, "atado al palo" todo junto... bueno, aunque en realidad también,... sí... no... sí, el que grita es él, pero... no, nada serio... no se preocupe... le digo... le digo...".
Al cortar indefectiblemente diría: "Yo acá tejiendo y destejiendo como una boluda y a éste lo tienen que atar para que no me cague... y yo que pensaba que podría estar muerto".

Pero no, a diferencia de ahora los Dioses estaban solo a favor de los hombres y las mujeres no se podían enterar de nada.

Así fue como un día el barco de Ulises naufragó. Sí, naufragó... lo único que tenían que hacer era navegar y cuidar el barco y lo hicieron mal. Boludos fuimos siempre. El asunto es que el único sobreviviente del naufragio fue Ulises quien aferrado a una madera llegó exhausto a la isla de Ogigia en el mar Jónico donde habitaba "Calipso", ninfa del mar e hija del titán Atlas. Por la ficha personal  de la mina se darán cuenta de que un bagayito no era. ¿Se imaginan la caripela de Ulises cuando la vio?

La mina vivía en esa isla donde no había hombres e inmediatamente se enamoró de él.
¿Qué creen que hizo Ulises en esta oportunidad? ¿Retomó su ya quebrada promesa de fidelidad que le había hecho a la mujer que amaba profundamente y que lo esperaba rechazando día a día a cuanto hombre se le acercara?
Nada de eso. ¡¡Pe pé pepé pepé... que se chocan los planetas!!

Calipso, que era además bastante turra lo mantuvo prisionero en su isla durante siete años. Siete años en los que Penélope ya tenía una cornamenta que parecía el Dios Baco.

Zeus entonces ordenó a Calipso liberar a Ulises y darle los materiales necesarios para hacer una balsa. Grande Zeus ¿no? Podría no haber esperado siete años para ayudar a Ulises a embarcarse nuevamente en busca de su amada esposa, pero entre piratas no se iban a andar afanando el garfio.

Y Penélope, ajena a todo, seguía tejiendo y destejiendo para evitar tener que elegir otro hombre, mientras su Uli andaba de isla en isla dándole a cuanta mortal, diosa, semidiosa o ninfa se le cruzara por el camino sin ningún tipo de remordimiento. Eso sí, siempre con el principal objetivo de volver lo antes posible a los brazos de Penélope, según él, el único y verdadero amor de su vida.

Porque para Ulises, según cuentan sus amigos... una cosa era una cosa...y otra cosa era otra cosa.
Les dejo una historia del escritor Fabio Fusaro que me causo muchisima gracia. Es genial!
© 2012 - 2024 Kuervo77
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lunaticox's avatar
Que hijo de puta, me encanta cuando los argentinos escriben asi, ojala a mi me saliera algo parecido, pero por "dejracia" no soy Fabio Fusaro...
Traca-traca jajaja le dió una conotacion un poco más zarpada XDDDDDDDDD

Che paja, no estaria mal que subieras alguna cosa asi de boluda escrita por vos, no me reia tanto desde Rock an roll y fiebre xDDDD